La identidad humana y las subpersonalidades han sido temas centrales en la psicología a lo largo de los años, intentando descifrar los diferentes «yoes» y tipos de conducta que coexisten en nuestro ser. Diversos conceptos como personalidades, ego, espíritu, alma, yo superior y súper yo, han sido estudiados para entender e integrar las partes aún desconocidas del ser humano. La pregunta «¿Quién soy?» ha impulsado a antiguos sabios y pensadores a explorar la naturaleza de la identidad personal.
Los Personajes de la Personalidad
Con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que poseemos una serie de personajes o subpersonalidades que se manifiestan en función de nuestras experiencias. Estas pueden incluir el controlador, el miedoso, el atrevido, entre otros. En muchos casos, la respuesta a la pregunta de quiénes somos podría ser: «Somos muchos».
Si todas estas subpersonalidades fueran aceptadas y tuvieran su espacio, la respuesta a la pregunta de la identidad sería más clara y concisa, además de no alimentar la sombra de la psique. Sin embargo, a menudo reprimimos algunos de estos personajes, como aquellos asociados con la rabia o la culpa. Esta represión puede generar conflictos internos y dificultar la unidad y aceptación de nuestras distintas facetas. Integrarlos no significa dejarlos campar a sus anchas, sino observar esa energía y canalizarla de la manera que nosotros decidimos, no lo que el impulso emocional nos manda de manera visceral.
Las subpersonalidades pueden ser influenciadas por nuestra experiencia, genética, posición familiar y cultura, y a menudo se manifiestan en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, una persona tímida y miedosa podría relacionarse con individuos extrovertidos y seguros de sí mismos, como pareja, amigos o compañeros de trabajo. Carl Gustav Jung se refiere a este fenómeno como la Sombra, el aspecto reprimido de nuestra psique, como comentamos anteiormente. Aquello que no nos permitimos o anhelamos, lo buscamos fuera.
Algunas Subpersonalidades ¿Cuáles son?
La psicología identifica algunas subpersonalidades destacadas en el ser humano:
- Niño interior: Representa la parte más joven y vulnerable del ser humano y determina muchas de las subpersonalidades futuras. Trabajar con el niño interior implica ayudarle a crecer y sanar heridas emocionales. La gran mayoría de estas heridas son inconscientes y necesitan trabajo y valentía para abordarlas.
- Padre interior: Se encarga de nuestras necesidades, amor, atención, reconocimiento, salud y bienestar. Un padre interior muy desarrollado puede ser sobreprotector, obsesivo y controlador.
- Complaciente: Modera nuestras interacciones con los demás y busca mantener a todos contentos. Una subpersonalidad complaciente desequilibrada puede llevar a la represión de nuestras propias necesidades y deseos.
- Crítico interior: Es nuestro juez interno, que evalúa lo que está bien y mal según su criterio. El crítico interior puede ser severo e inflexible en su juicio.
Además de estas subpersonalidades, existen muchas otras que se adaptan a nuestras experiencias individuales, como el romántico, el controlador, el intelectual, el pacificador y el aventurero.
¿Cómo trabajo mi personalidad?
Una terapia que ayuda a reconocer e integrar estas subpersonalidades es el Proceso Big Mind, creado por Dennis Genpo Merzel. Esta técnica combina la meditación con la terapia transpersonal y puede generar descubrimientos profundos en el autoconocimiento.
En resumen, las subpersonalidades son una forma de relacionarnos con el mundo y con nosotros mismos, y de entender nuestra identidad humana. Aceptar y expresar todas nuestras subpersonalidades, sin identificarnos exclusivamente con ninguna de ellas, es esencial para lograr una comunión sana y armoniosa con nuestro ser, siempre teniendo en cuenta la canalización correcta de cada una de ellas. Al reconocer que somos un conjunto de múltiples facetas, podemos comenzar a comprendernos mejor y a desarrollar una relación más integrada y consciente con nosotros mismos y con los demás.
Entonces, después de reflexionar sobre las subpersonalidades y cómo influyen en nuestra identidad, volvemos a la pregunta inicial: ¿Quién eres? La respuesta puede ser compleja y multifacética, pero al explorar y aceptar nuestras diferentes subpersonalidades, podemos acercarnos a una comprensión más profunda y auténtica de nosotros mismos y de nuestra relación con el mundo que nos rodea. Decir «yo» empequeñece al ser que eres, porque, ¿quién es yo?. Jesus de Nazaret también respondió a esta pregunta: «Yo soy, lo que yo soy».
En última instancia, el enigma de la identidad humana y las subpersonalidades nos invita a embarcarnos en un viaje de autoconocimiento y autorreflexión. Al reconocer y aceptar nuestras distintas facetas, podemos encontrar un equilibrio y una armonía interna que nos permita vivir una vida más plena conectados con nuestra conciencia y espíritu, enfocando nuestra humanidad desde una perspectiva más espiritual.