Los Dientes de Leche
Los dientes de leche que empiezan a salir a los seis meses y estarán hasta los 12 años aproximadamente, marcan el desarrollo psicomotriz y emocional del niño. Como ya hemos hablado anteriormente, gracias a la descodificación dental desarrollada por el Dr. Christian Beyer, podemos saber a través de las malposiciones de los dientes en la boca, las caries y las alteraciones en la cronología de erupción cuales son los sufrimientos más profundos, los resentires en el inconsciente del niño. Y esto, nos ofrece una oportunidad de llegar al interior de su ser, a su esencia misma y poder acompañar al niño en su camino hacia la edad adulta.
Las arcadas dentarias al nacer, cuando todavía no tenemos dientes, están en relación con el todo. Es al aparecer los primeros dientes de leche, los incisivos centrales inferiores y luego los incisivos centrales superiores que el niño expresa la presencia en su entorno de un arquetipo madre y un arquetipo padre respectivamente. Cuando la erupción de estos dientes está alterada, podremos pensar que hay algún tipo de resentir en el inconsciente del niño, existe alguna información en su árbol genealógico que le lleva a expresar en su boca este sufrimiento en forma de adelanto o retraso de erupción.
La erupción de los dientes nos informa sobre el estado emocional inconsciente de los progenitores, porque sin un estado emocional inconsciente confuso, doloroso y no puesto en palabras, la biología no tiene ninguna razón para buscar una solución en las memorias genealógicas. La biología reacciona a los estímulos para tratar de sobrevivir; así, más que conocer todas las memorias vividas en el árbol, hay que aprender a vivir las emociones, a ponerlas en palabras y a no darles poder.
A los 8 y 10 meses aparecen los incisivos laterales superiores, y los incisivos laterales inferiores respectivamente, y son los dientes que nos van a mostrar los vínculos del niño con su entorno. Se desarrollan las áreas corticales de la visión y de la audición, el tacto y el gusto-olfato que vienen representadas por estos dientes.
Los dientes están sometidos al estrés que genera el rencuentro con el otro, mundo entero y desconocido con el que tenemos que encontrar un equilibrio para garantizar la supervivencia. La relación humana es intercambio y para hacerlo, nuestro sistema compara los distintos niveles de potencia. Si el otro es más potente que yo y mi supervivencia me pide adaptación, debo dejar que alguna cosa entre en mí para modificar lo que soy y permanecer vivo en el mundo del otro. Las caries son una reacción del ser vivo frente a un estrés resentido por su estructura.
A los 12 meses los primeros molares de leche hacen su aparición. Son el apoyo a la musculatura masticatoria y postural. El niño empieza a deambular, se verticaliza, se pone de pie, va hacia el otro. Ir hacia el otro en esta edad es sentir que el otro nos toma con él, que nos incluye en el grupo. El otro son dos nuevos personajes: papá y mamá.
Hacia los 18 meses erupcionan los caninos de leche. Los caninos abren la integración en el grupo a través de los vínculos verbales. Cada palabra será asociada a un valor emocional. Para el aprendizaje del lenguaje se necesitan leyes y normas que nos las darán los caninos, y también un orden y una jerarquía.
Por último, los segundos molares de leche aparecen alrededor de los 24 meses. El sistema cortical ya es operativo, pero es prisionero del miedo al abandono. El segundo molar ofrece apoyo para erigirse, es el diente de la estructuración del niño.
En esta dinámica de crecimiento, los dientes nos explican que nuestra infancia transmite sus memorias a la estructura del adulto, que lo que ha sido, influye en lo que será. Nuestros dientes nos conocen, ellos son el testigo de nuestra identidad. En la descodificación dental no hay acusaciones, sino informaciones indispensables para el cambio. Informaciones en forma de palabras, de frecuencias sonoras que tienen la capacidad de modificar las estructuras del espíritu, incluso cuando el sujeto no comprende con una lógica analítica este funcionamiento.
Hay que acordarse de la presencia actuante de memorias transgeneracionales y no hundir a los padres en una culpabilidad inútil y no terapéutica para el niño. La descodificación dental permite encontrar y proponer a cada uno un camino íntimo y personal hacia nuestra verdadera esencia, nuestro verdadero ser interior. La descodificación dental es un medio para reencontrar las marcas de lo que el sistema vivo ha tenido que administrar sin nuestra consciencia, marcas de esos momentos donde un resentir ha informado a nuestra estructura viva de una necesidad de adaptación por la captación de una información que revela un desequilibrio en la relación. El diente nos revela que las palabras pueden equilibrarlo todo, las palabras expresadas y sobre todo las palabras de nuestros pensamientos, esas palabras prisioneras de nuestro silencio.
Caries e Higiene Bucal
Cada diente en su malposición, caries, fractura, ausencia, agenesia, enfermedad periodontal,…. Nos permite encontrar las heridas profundas en nuestro emocional y nuestro corazón, pero sobretodo nos ofrece recontactar en nuestro interior con nuestra fuente de vida. Los dientes son resonadores de circuitos sutiles, de cualidades intrínsecas y virtudes que nos llevan al rencuentro y la expresión viva de lo mejor de nosotros mismos, retorno a nuestra naturaleza sagrada escondida bajo capas de ilusiones de sufrimientos.
La higiene bucal muestra el respeto que uno tiene hacia este nivel de nuestro ser que es el cuerpo que habitamos y, de cara a los demás, el respeto que nos pueden mostrar. Cepillarse los dientes es estar en relación con uno mismo en lo más profundo de su intimidad. Es respetarse a uno mismo en su dimensión más noble y más global. Si nos cepillamos con consciencia abrimos la percepción de sus efectos en nuestro interior. La única higiene verdaderamente eficaz frente a la caries es la madurez frente a nuestras emociones, porque son el umbral de nuestro mundo interior. Sin ellas no hay salud. La indiferencia mata igual que un veneno. Es importante habituarse a volverse hacia los resentires, reaprender esta dimensión humana olvidada.
Los dientes tienen un vínculo físico con el resto del organismo vía sanguínea, vía nerviosa y vía linfática. El diente es a su vez emisor y receptor. Tiene una dimensión vibratoria, un aspecto eléctrico y, en los meridianos de acupuntura, nos informa del estado de equilibrio del organismo. Las caries son testigo del desequilibrio de salud, son señales externas accesibles de un problema profundo. Generalmente aparecen antes de los 25 o 30 años. A partir de esa edad son los problemas de los tejidos de sostén del diente, enfermedades de la encía o del hueso los que toman el rol de espejo de lo que ocurre en nuestro interior.
La carie dental es la manifestación de un dolor interior extremo. Algo me roe hasta lo más profundo de mí. No consigo expresar este mal que me corroe y la inflamación hace su aparición. Su estructura es la más rígida del cuerpo humano. La carie dental se refiere al aspecto «mental». Es odio o rencor frente a alguien? Puede ser que» muestre los dientes» cuando me siento atacado. Cual es la verdadera causa de mi dolor? La primera razón aumentará mis probabilidades de invertir este proceso de destrucción. También puedo haber vivido una situación en que tenía el gusto de «morder»a alguien para autodefenderme y que no lo hice porque «un niño bien educado no hace esto»…También es posible que viva un conflicto familiar o que asuma difícilmente lo que recibo de mi entorno y que deba filtrar este conflicto con mis dientes por el proceso de masticación…
Cuando entramos en relación con los demás tenemos un posicionamiento frente al otro, valoramos quien es más potente y este posicionamiento va a bloquear una cierta cualidad de relación que tendrá como efecto que desmejoremos una parte de nosotros, la que hemos sentido en peligro. Inconscientemente queremos proteger esta parte dañada. Esto es lo que se llama patología de relación. La caries es la muerte en nosotros de una parte viva, no en sentido físico sino en el sentido de la relación. Aparece en el primer tercio de nuestra vida como testimonio de la fuerza de estos rechazos de nosotros mismos, de estas automutilaciones de las que somos autores por inexperiencia, por incomprensión, por ignorancia.
La curación es un don universal igual que la vida, el poder de curación está en cada uno de nosotros, pero a veces tan lejos bajo nuestras capas puestas por nuestras experiencias malinterpretadas que hace falta ayuda terapéutica. El objetivo es poner a la persona en contacto con su fuente de vida, su fuerza de sanación autónoma e interior. Un conflicto de relación está sin resolver cuando el individuo no toma responsabilidad. Cada vez que intentamos olvidar algo, que dejamos que sea el tiempo el que lo arregle tendremos un problema corporal. El diente cristaliza nuestros conflictos y los de nuestro árbol genealógico. El diente es el lugar de expresión preferente de la patología de relación. La herida demasiado profunda, va a impedir al niño convertirse en lo que sueña ser, lo que ha venido a realizar en la tierra, porque su batalla contra el estrés emocional va a impedirle la realización de sí mismo.
Los dientes son espejo del inconsciente, nos dan acceso a los desequilibrios internos, orgánicos y emocionales y, sobre todo, un acercamiento a las heridas del inconsciente, heridas que son fracturas entre lo que es el individuo en su autenticidad, su integridad de Ser y lo que expresa en el exterior, el ser existencial.
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