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Psicología y Coherencia

LA VIDA TE HA SIDO ENTREGADA PARA QUE LA VIVAS

globos vida cielo
Tu vida tiene un propósito, básicamente porque estás vivo. No eres un error en este mundo y mucho menos en este universo. La vida tiene un orden perfecto que nuestra mente todavía no encaja porque intenta entenderlo sin sentirlo, desde una perspectiva personal y limitada. Del mismo modo que si le intentas hablar a un pez del agua, no puede entenderlo porque está inmerso en ella, pero esta le da vida. Así funciona el ser humano en el reino mental, gestiona la vida intentando no vivirla, algo que no tiene sentido y genera sufrimiento. Es como si alguien quiere montar en bicicleta y entiende perfectamente el funcionamiento, pero no quiere subirse. Él piensa que sabe montar en bici porque lo entiende, pero no quiere experimentar montar en bici.
 
Recreamos un mundo ilusorio con valores, recursos, pensamientos y creencias impuestas, como unas leyes que se nos han programado y desde ese programa, todo lo que pensamos es limitado y por lo tanto, no limita. Por ello cualquier idea que creamos ser, no nos define realmente, lo único que define es al programa que piensa. Ello nos ha llevado a vivir dormidos en un estado «zombie», pero en vez de buscar carne humana, ahora buscamos dinero. El problema de esto es que perdemos de vista lo que en el fondo de nuestro corazón hemos venido a vivir y esto desencadena en una búsqueda insaciable de un sentido en la vida que nos vuelva a dar ilusión por seguir en este mundo. Buscamos en sitios sagrados, maestros, talleres, gurus, chamanes… y al final llega ese temido pensamiento de quitarnos del medio, de desaparecer.
 
Es frustrante no saber qué hacemos aquí y asusta pensar que el universo a acertado con todos menos conmigo, pensar que: yo soy un error. Usamos la comparación para justificar este inmenso vacío que crece dentro y nada exterior llena. Si este es tu caso, ten claro que lo que estás viviendo es exactamente lo que tienes que vivir. Estás donde tienes que estar y tienes lo que necesitas en este preciso momento. Aunque sea una situación dolorosa y caótica, si la vives es porque estás capacitado para trascenderla, sino no la vivirías. Las almas fuertes eligen el sufrimiento como un camino para volver a la unidad. Recuerdo una frase de Eckhart Tolle: «el sufrimiento es necesario hasta que sabes que ya no es necesario».
 
¿Porqué sufrimos? Básicamente porque nos resistimos a la vida y luchamos contra ella para que sea diferente a como es. Podemos pensar que, cómo la vida puede ser tan cruel, pero este juicio no es más que una comparación de nuestra mente que nace de ese programa limitado. Hace unos años viví una experiencia que reconocí como muy dolorosa y no sentía que mereciera algo así. La rabia, la incomprensión y el dolor emanaban de toda la lucha que ejercía porque no quería aceptar lo que estaba ocurriendo y mi programa mental me hacía pensar que yo no sabía asumir lo que estaba sintiendo (aunque lo sentía de todos modos).
Tras pasar unos meses me di cuenta de que, aunque dolorosa, la situación me había ayudado a empezar nuevos caminos que sin este capítulo, quizá nunca me habría atrevido. Hoy después de unos años cuando miro atrás sonrío y veo que fue completamente necesario para despertar una parte de mí, que desde el confort, estaba completamente dormida por la mente limitada. Levantarme contra la adversidad con paciencia y constancia, creyendo simplemente en mí y en que este universo tenía planes para mí que ni si quiera yo imaginaba, trascendió ese límite que ni era capaz de percibir. Aquí aprendí una lección que escuché de Wayne Dyer: «vive estando verde, porque cuando creas estar maduro empezaras a pudrirte».
 
Buscar el sentido de la vida es confundido con encontrar un camino que recorrer, pero en realidad es una intención interior por la que realizarte en la vida a través de los demás. Por eso hablamos de propósito, porque nace del interior para dar y servir al exterior. Cuando encuentras tu propósito puedes dejarte guiar hacia aquello que la voluntad del universo requiere de tu presencia. Aunque claro, estamos hablando de un ideal, ya que muchos no sabemos nuestro propósito, o quizás sí. Ya que nuestros propósitos más mundanos suelen ser comprar un coche, una casa, la pareja de mis sueños, total libertad financiera… Pero todo esto está fuera, qué necesitas para tener todo esto? O para qué necesitas todo esto? Quizá ahí encuentres lo que piensas que te falta o que no tienes y también, justo detrás de tus necesidades, está tu propósito real. Si el dinero te da tranquilidad, tu propósito es la tranquilidad, no el dinero en sí. El dinero será el resultado de tu tranquilidad, de tu propósito, porque ambos son lo mismo. Esto significa salir de los límites del pensamiento y entrar en uno mismo para reconocerse.
Por ejemplo, como el miedo, pensamos que el miedo no viene a asustarnos, pero tan solo muestra una parte de nosotros que se siente sola en este mundo y está asustada. Pero a la vez te muestra el potencial que tienes detrás de esa parte asustada (justo detrás del límite del pensamiento pensarlo), una parte de ti dormida inconscientemente, aunque siempre despierta, que te recuerda que: tú no eres un cuerpo que tiene un alma, sino un alma que tiene un cuerpo. Esa potencia divina que se levanta ante la vida y la vive. Que sonríe o que llora porque lo siente y eso no significa estar mal.  O que ayuda y da sin esperar recibir, tan solo por saber qué vinimos con las manos vacías y con las manos vacías nos iremos. Esa sabiduría interna tiene un propósito que eclipsa la lucha contra la vida y comienza a vivirla.
 
Estás experimentando un yo personal programado, pero este es limitado. Aunque piensas que piensas, no eres tus pensamientos, ni tus deseos, ni tus sueños… eres algo mucho más profundo y eterno, aunque experimentes esos pensamientos, deseos y sueños. Puedes rendirte a la lucha en contra de la vida, cesar con la intensidad de no estar viviendo el futuro que imaginas, o de no saber perdonar el pasado, para conectarte con tu verdadera vida, tu momento presente.
La rendición no es como un acto de resignación, sino un acto de confianza. Así cesará el sufrimiento y delante de ti aparecerá tu propósito, justo en este instante. Porque el buscador siempre fue lo buscado. Si la apatía es tan grande que no tienes fuerzas, ni paciencia para recibir la herencia del universo que te mereces, ponte un propósito que nazca de tu corazón ahora. Algo que sea porque tú sientes que es lo que tienes que hacer y no porque le gustará a alguien, o es lo que te han dicho que hagas. La vida te ha sido entregada para que la vivas, no para que tan solo te conformes con existir. Cierra los ojos y da a luz un nuevo tú. Gracias…
 
Héctor Ibáñez
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