El cuerpo es el mapa donde se reflejan aquellos procesos que no están siendo coherentes con nuestra verdad. El cuerpo usa las emociones para comunicarse con el entorno y a la vez, el entorno está basado en las interpretaciones que hacemos sobre lo que percibimos, para lo que usamos la mente. La mente usa el ego como el conjunto de creencias, pensamientos, ideas, experiencias, etc… acumuladas directa o indirectamente a lo largo de la historia para darle significado al mundo, lo que genera la personalidad o el software sobre cómo debemos actuar, aunque esto no sea coherente para nosotros,
«Sin percepción no habría realidad»
¿Qué es la percepción?¿Y la realidad?¿Qué es lo que percibe?¿De qué depende la percepción?¿En qué me ayuda ser consciente de mi percepción?¿Y como la cambio?…
En la antigüedad, ya había personajes que hablaban sobre nuestro universo como una mente. Todo ello basado en contextos filosóficos siempre se ha quedado en un aspecto más místico y oculto. Con la llegada de la física cuántica y las investigaciones sobre los campos electromagnéticos de nuestro corazón, la relación de las emociones con el cuerpo, el poder de las creencias, etcétera. Se está volviendo a escuchar el eco de la voz de aquellos hombres como: Hermes Trimegisto expresa, por ejemplo, que estamos en un universo mental donde nuestros pensamientos sí van hacia un sitio. Buda también lo comentaba expresando: «Te conviertes en lo que piensas».
Con esta información podemos deducir que la realidad, o mejor dicho, lo que percibimos, está basado en nuestra propia mente. Es lo que interpretamos lo que forja nuestra realidad. De la misma forma que ves una película y lloras, aunque sepas que no es real, si piensas en algo triste, tendrás las mismas sensaciones. Cuando, por ejemplo, alguien se va de nuestro lado decimos que «me ha abandonado«, voy a crear, a través de esta percepción, un gran sentimiento de abandono y todo lo que eso significa. Una percepción o interpretación, es lo que nosotros vemos de la realidad, nuestras creencias, patrones, cultura, etc, está constantemente eligiendo por nosotros lo que vemos en el mundo. Cuando somos conscientes de nuestra interpretación podemos elegir cambiarla. Einstein decía: «si no les gusta el mundo que ven, que sepan que no pueden cambiarlo. Pero si cambian ustedes cambiará su universo». Se refería a la percepción. La realidad que vemos siempre es una interpretación.
Sin embargo esta mente por sí sola, no ejerce ningún movimiento, ya que depende de una conciencia u observador. Podríamos definir a la conciencia como el testigo que todos llevamos dentro, que al olvidarse de lo que realmente es, juega a experimentar la dualidad de no ser, para ir recordando poco a poco. Esta conciencia usó la mente para crear un ego, que podríamos llamar «la máscara», para poder experimentar la dualidad en toda su intensidad, que es la sensación de que todos estamos separados aparentemente. El ego nos ha permitido identificarnos con el mundo hasta tal punto que nos hemos perdido en él y hemos pasado de ser conscientes de las reglas del juego y decidir de forma consciente, a olvidarnos y jugarlas con sufrimiento, culpa y desesperación, pensando que la vida es una condena, aunque en realidad, forma parte de nuestras decisiones.
Así, a través de la mente, como un software, vivimos nuestra propia invención, desde las leyes universales, hasta las biológicas y así, nació el CUERPO, para permitirnos expresar el SER a través de la MENTE, en un EGO, usando las EMOCIONES como la comunicación entre el mundo interno (SER) y el mundo externo (PERCEPCIÓN).
«El cuerpo existe para que mi alma pueda tocarte»
Cuando el cuerpo enferma, nos está mostrando una incoherencia entre el Ser y la experiencia que estamos viviendo. Nuestra alma está constantemente expresándose a través nuestro, realmente, somos el alma, pero nos identificamos con el ego, con la parte más intoxicada, lo que nos lleva a juzgar lo que realmente sentimos hacer y acabamos haciendo algo diferente. Es así cuando acabamos en algún tipo de conflicto, sufrimiento o síntoma. Actualmente no diferenciamos muy bien cuando habla nuestra alma y cuando nuestro ego. Podríamos decir que el alma son esas corazonadas, intuiciones, sensaciones… suele sentirse en calma y te habla en positivo, es decir, te habla de hacia donde ir en vez de hacia donde no debes ir, sin ningún tipo de explicación. Sin embargo el ego se justifica de varias formas, atacando o culpando, doblegándose o infravalorando en la comparación, racionalizando absolutamente todo o pasando completamente de los hechos.
Tu eliges hacia donde vas y el escenario lo coloca el universo. Recordemos que estamos en una experiencia, si empezamos a escuchar a nuestra alma, lo primero va a ser limpiar todo lo que estamos acumulando, lo que podemos llamar la noche oscura del alma. Es aquí donde una persona evoluciona o se estanca y entra en el ego espiritual, pero si nos perdonamos, soltamos lastre y comenzamos a comprender lo que realmente significa amar, viviremos en una libertad emocional constante y todo nuestro mundo cambiará con nosotros.
Para saber si vamos por el camino que elige nuestra alma, tenemos nuestras emociones, que son la forma que tiene el cuerpo de decirte «cuidado», o, «Adelante». Las emociones y el cuerpo están basadas en contextos biológicos y evolutivos de la especie humana. En otras palabras, por mucho que nos empeñemos en saber que mi mente hace que el fuego queme, si pongo la mano en el fuego me voy a quemar. Por mucho que sepamos que la mente enferma mi cuerpo, cuando hay luna llena, hace mucho sol o está el día gris, o cuando hay cambios de estación, mi cuerpo va a experimentar cambios, ya que el cuerpo vive las leyes y de momento nosotros tan solo las sabemos, porque tenemos un Ego. No es lo mismo saber, que ser. El que sabe es el ego, Ser es del alma.
Hay varias personas en el mundo que bajo esta forma de vivir no consumen ningún tipo de alimento. Afirman que se alimentan con el prana del sol. Otros tantos lo han intentando y han muerto. Esto deja claro que NO HAY CAMINO, TÚ ERES EL CAMINO. Si sabes todo esto y dejas de comer, seguramente acabes en el hospital. Si sientes y eres todo esto, como estas personas, podríamos vivir como nosotros eligiésemos. De momento nuestras creencias definen tan fuertemente nuestra realidad que esto es un constante «darse cuenta» y tomar conciencia de las percepciones del mundo. Conforme me hago más consciente puedo elegir seguir viviendo igual o no. Tomar conciencia te ayuda a conocerte y saber, actuar en consecuencia con lo que te acabas de dar cuenta, es Ser.
Cada vez que te duela la cabeza o tengas un síntoma, ves al médico y tómate lo que te tengas que tomar, pero luego cuestiónate qué está haciendo que vivas esto, qué perspectiva, qué pensamiento o creencia. Por ejemplo:
– Una indigestión, qué piensas?
– Lo que he comido me ha sentado mal.
– Estás en lo cierto, tú cuerpo no ha hecho bien la digestión, pero si es un organismos perfecto, qué ha ocurrido comiendo? Cómo te estabas relacionando emocionalmente con el entorno, cuál era tu estado emocional comiendo?
-Resulta que en la comida he estado pensando en lo incómodo que estaba comiendo con la familia.
-Realmente querías comer ahí, sentías en tu corazón estar ahí?
-Si estaba incómodo, claro que no quería, pero me quedé comiendo.
-Querías irte?
-Pues sí.
-¿Qué te impidió hacerlo?
-Es mi familia, cómo voy a hacer algo así? (creencia).
-Has tomado conciencia, ya lo sabes, ahora puedes elegir, vivir la creencia y seguir con indigestiones según como estés con tu familia, o hacerle caso a tu sentir. Cuando le hagas caso a tu sentir, podrás ver qué te está pasando para estar incómodo con tu familia, mientras estés emocionalmente inmerso, te va a costar y tu ego va a pelear una y otra vez.
Conforme vamos siendo más coherentes con nuestro sentir, vamos siendo de una forma más íntegra con nuestro corazón. El cuerpo, la mente y las emociones hay que cuidarlas, aunque quizás llegue el día en que esto no sea algo que simplemente se sabe, sino una realidad que nos permita SER la expresión más íntima de la divinidad del universo.