EL CAMBIO ESTÁ EN LA DECISIÓN, EN LA PERCEPCIÓN, EN LA VIBRACIÓN
Hay momentos donde las dudas absorben la mente repitiendo preguntas en bucle. Instantes donde, aún siendo consciente de la función del universo, de tu conexión con la fuente, del poder creador de tus palabras… se le llama a esto «la teoría fácil» para poder seguir sufriendo con los problemas «reales», adjuntando que esa teoría se dice muy fácil, pero es muy difícil.
El universo no va a tratar de convencerte de qué es la verdad, ya que cada uno tiene la suya. Tampoco de qué es lo fácil y qué lo difícil, ya que él tan solo te entregará aquello en lo tú estés vibrando, aquello que resuena en tu interior. «Nada Brahma», «todo vibra». Cada pensamiento, emoción, acción… es una constante expresión de energía en estado vibracional. ¿Piensas que es difícil? La matriz asentirá con amor y vivirás tu dificultad.
«Te conviertes en lo que piensas»Buda
Es comprensible que para algunas creencias decir que un problema se puede transformar fácilmente, es prácticamente un insulto. Después de todas las conductas y patrones que ha tenido que crear la mente para gestionar un problema, que de repente le digan que, si tú cambias, todo cambia, puede ser catastrófico para la mente. ¡Mentira! Sonará rápido intentando defenderse de un ataque ilusorio. Pero es normal. La mente se sostiene en las experiencias de supervivencia y desaprender esos programas puede peligrar la vida, pero desde su perspectiva defensiva, claro está.
Lo curioso de esta mente miedosa, como un niño que se siente abandonado, es que intenta saber cómo se hacen los cambios sin querer cambiar. Es como querer enseñar a alguien a ir en bicicleta y este te pregunta que antes de subirse, quiere saber cómo se hace. En lo que se le insiste: «tienes que subirte y experimentarlo para que pueda enseñarte», pero la mente sigue recalculando…: «No puedo subirme, no sé hacerlo, no tengo la información suficiente, necesito saber cómo se hace». Una de las diferencias fundamentales entre una persona que avanza rápidamente y otra que va más lenta, está en la capacidad de escuchar sin juzgar. Cuando una persona escucha libre de juicio, asimilando aquellas palabras que resuenen consigo, no solo no tiene necesidad de preguntar «cómo se hace», sino que sabe exactamente lo que tiene que hacer. Su mente no busca «peros», sino motivos para experimentarlo. Esta persona es consciente de las mismas dificultades que el que pregunta «como se hace», pero uno quiere saberlo todo sin experimentar nada. Mientras que el otro sabe que sobre la experiencia sabrá qué hacer en las dificultades y sino, es tan sencillo como preguntar.
«La Transformación significa literalmente: ir más allá de tu forma»Wayne Dyer
Más irónico que todo este juego de la mente, es que casi todas las personas del planeta son conscientes de que un 80% de las preocupaciones, el estrés, la ansiedad, etcétera, están causados por presuposiciones futuras. Y seguramente todos hemos dado «like» a alguna foto donde ponía algo así, asintiendo: «¡Qué razón tiene!». Pero luego no pasaban ni 5 minutos y comenzábamos a preocuparnos por alguna posibilidad futura. Parece que la mente, en la era de la sobre información, ha aprendido a evadir ciertos aspectos que le permitan seguir actuando de forma automática, robótica y repetitiva, sin un ápice de cuestionamiento sobre lo que hacemos, pensamos y sentimos.
¿Qué me lleva a enfadarme con silencio cuando en realidad me gustaría decirle que le echo de menos? ¿Para qué intento culparlo del miedo y la inseguridad que yo siento? ¿Qué me lleva a intentar defenderme cuando alguien intenta ayudarme? ¿Es porque no lo hace como a mi me gustaría? ¿Para qué juzgo y critico a las personas en mi mente? ¿Qué ocurre dentro de mí para que me cueste tanto seguir mi vida sin estar comparándome, acaso necesito una aprobación? ¿Qué me lleva a sentirme culpable cuando hago exactamente lo que siento que quiero hacer?
Vivimos en un mundo dividido, vemos víctimas y victimarios, malos y buenos, correctos e incorrectos… Los buenos juzgan a los malos y los malos a los buenos. Las víctimas culpan a los victimarios y los victimarios a las víctimas. Intentamos sostener creencias que nos hacen daño obligándonos a seguir actuando y siendo de la misma forma sufriendo una y otra vez. ¿Es más valioso el sufrimiento que cambiar? ¿Realmente elegimos lo «malo conocido que lo bueno por conocer»?
Si tan solo nos parásemos un instante a observar nuestra pantalla de la vida, nuestras experiencias, nuestros pensamos y acciones, cambiaría tantísimo nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo que vivimos… Y la física cuántica ya nos ha mostrado que si transformamos la percepción, cambiamos la vibración, por lo tanto, nuestra realidad. Pero esto ya lo decía Einstein: «Si no les gusta el mundo que ven, que sepan que no pueden cambiarlo, pero si cambian ustedes cambiará su universo».
Vive como si ya tuvieses todo lo que siempre has deseado. Siéntelo en cada célula de tu cuerpo. Sé la persona con quien te gustaría caminar la vida y trata a los demás como te gustaría que te tratasen. Ocúpate de tu propio camino y permite que los demás recorran el suyo, muchas veces no podemos entrar donde no nos han invitado. Deja de actuar como si la vida fuera un ensayo, vive como si fuera el último día y Sigue tu corazón. Cuestiona aquello que te produzca un profundo sentimiento de plenitud, pero no busques fuera al culpable, encuentra dentro de ti la barrera que has colocado en contra del amor.
«La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y se olvida del regalo – Albert Einstein