En consulta observo cómo al saber expresarse en lenguaje emocional, una persona avanza de una forma más rápida a la hora de reconocerse así misma. Generalmente estamos educados a responder que estamos bien o mal, sin darle más sentido a lo que significa estar bien o estar mal para nosotros, o las emociones que hay detrás de estos estados. Esto es lo que voy a intentar explicar en este post.
Hoy en día hay mucha información sobre las emociones y su funcionamiento, así que voy a concretar, con una breve introducción, en la metodología de la forma de expresarlas para poder crear alguna manera de diferenciar los distintos niveles emocionales y así profundizar con mayor eficacia en los conflictos conscientes e inconscientes que estemos viviendo
Dando una breve explicación: una emoción es una sustancia química específica que corresponde a una información que circula por nuestro cuerpo y que interactúa con las células a través de los receptores, transformando la información de la célula.
El cuerpo reacciona a las emociones con cambios físicos: dolor de tripa, aumento en la frecuencia cardíaca, cambios en la respiración… Las emociones muestran a través de cambios biológicos la información que guarda nuestro inconsciente. Intentamos gestionar esta información racionalizando y dando explicaciones, generamos pensamientos y sentimientos en un intento de controlar las emociones desde nuestro neocórtex.
Cada persona puede reaccionar a una misma situación con diferentes emociones basadas en la adaptación genética, herencia directa de la evolución consciente e inconsciente de cada uno. Cada individuo tiene su propia interpretación interna a través de las creencias, pensamientos, opiniones… con su concreta reacción inconsciente a las diferentes situaciones que se pueden experimentar. Una emoción gestionada de forma consciente no genera una actuación predeterminada o automática a una experiencia, cuando se gestiona la emoción, o mejor dicho, se escucha o se deja sentir, uno puede elegir cómo elige vivir la situación.
Las emociones están gestionadas principalmente por el cerebro límbico. Aquí es donde se experimenta la alegría, el miedo, la angustia… Este cerebro está conectado a nuestra corteza cerebral, lo que nos permite conectar emociones y pensamientos. El tercer cerebro que entra en juego es el reptiliano, un cerebro muy instintivo y centrado fundamentalmente en la supervivencia. Por ejemplo: Una madre está cocinando y al mirar la hora observa que su hijo llega 10 minutos tarde del colegio. Ella comienza a imaginar y pensar que le ha ocurrido algo, lo que le activa en su estómago una presión y una sensación de miedo e inseguridad.
A la hora de entrar en un impacto emocional, es importante conocerse a uno mismo para saber de qué manera reacciono a una experiencia y qué emoción se me despierta. El inconveniente en este caso está cuando, en vez de sentir las emociones, las gestionamos desde el pensamiento, que como comentábamos, es un intento de controlarlas. Esto generalmente no te lleva a la emoción, sino a una interpretación intelectual de la sensación que genera la emoción. Teniendo claro la diferencia entre pensar una emoción y sentir una emoción, vamos a comenzar con el conocimiento del lenguaje emocional que te va a ayudar a profundizar en los conflictos.
Para empezar tenemos que situarnos en la pregunta clave que abre la puerta a las emociones dentro de ti: ¿Qué sientes? o hacia el exterior: ¿Cómo es la relación de tus padres?¿qué tal con tu amigo?, etcétera. Si nos fijamos, tendemos a responder de la misma manera a ambas: bien o mal. Esto quiere decir que no sabemos concretar bien qué sentimos y a todos nos han dicho muchas veces: «Sigue tu corazón», pero si no sabemos escuchar lo que sentimos, ¿Cómo vamos a saber qué nos dice nuestro corazón?
¿Qué significa bien o mal? ¿Qué emociones significan bien o mal? ¿Qué significa para ti que algo sea bueno o malo? Todas estas preguntas te acaban llevando a profundizar en tus propias creencias inconscientes, que son las que te hacen experimentar la diferentes vicisitudes de la vida de una forma «buena o mala», ya que lo que para una persona puede ser bueno, para otra puede ser malo.
Para poder expresar de una forma más concreta las emociones podemos diferencias 3 niveles: Sensación, Sentimiento y Emoción.
Sensación
Cuando preguntamos por sensaciones nos referíamos al cuerpo, a lo que se mueve a nivel físico. Por ejemplo: Siento presión en el pecho, siento calor en las manos, siento tensión en las piernas, siento pinchazos en la espalda, siento incomodidad, siento dureza, siento un nudo en la garganta…
Cuando no sabemos expresar nuestra sensación decimos cosas cómo: siento que quiero irme, siento como que tengo un bloqueo, siento que no acepto esto… Estas respuestas son LO QUE PIENSAS. Son una perspectiva de tu sensación, pero no la sensación. En este caso, cuando una persona me dice: «Siento que esto no me gusta», le pregunto, «Vale, qué sientes para que esto no te guste?», donde ya va entrando a la sensación: «siento incomodidad, tensión».
Aquí vemos que si decimos que nos sentimos mal, tenemos que estar experimentando alguna sensación que nos lleve a esa conclusión y la trampa está en la mente. Tendemos a pensar lo que sentimos y eso no nos da la certeza de estar en nuestras sensaciones, ya que está pasando por los filtros de la mente, es decir, son las creencias inconscientes las que nos dicen si eso que estamos sintiendo es bueno o es malo.
Sentimientos
Cuando hablamos de sentimientos entramos en una diversidad de palabras emocionales que dependen directamente de la sensación. Conforme vas sabiendo expresar tus sensaciones, aprendes a definir los sentimientos que acompañan a esas sensaciones.
En este caso para saber qué sentimiento sentimos, suponiendo que estamos todavía en la sensación, nos preguntamos: «Qué siento cuando siento incomodidad». En los sentimientos también hablamos de las emociones, por ejemplo, el miedo, pero de una forma que tiene «menos peso», que es lo que se llaman las emociones sociales o las que no nos da miedo expresar por la razón que sea. En las emociones lo desarrollamos.
Hay muchísimas palabras para hablar de sentimientos así que vamos a poner unos ejemplos para entenderlo:
incertidumbre
celos
terror
miedo
nervios
ansiedad
angustia
alegría
felicidad
paz
tranquilidad
bienestar
frustración
rabia
enfado
desilusión
decepción
culpabilidad
impotencia
rechazo
humillación
abandono
soledad
tristeza
fuerza
coraje
vulnerabilidad
ligereza
incomprensión
armonía
etcétera
Emociones
Las emociones son la semilla de donde brotan todos los sentimientos y la sensaciones. Para entenderlas diferenciamos 2 tipos: emoción que nos permitimos expresar o aceptadas social mente y la emoción reprimida u oculta. Cuando entramos al laberinto se trata de llegar a esa emoción oculta e inconsciente, ya que es la que mantiene el conflicto activo hasta que sea reconocida y trascendida con una nueva comprensión. Cuando se expresa la persona experimentar lo que llamamos una toma de consciencia. Que significa recorrer de forma conscientes los caminos inconscientes que nunca habían sido transitados
Imaginemos un vela con su llama encendida (esta es nuestra emoción oculta), mientras nos vamos acercando, la tensión y el calor aumenta y cuando nos quemamos, el acto reflejo es quitar la mano (por eso algunas veces la mente intenta controlar y nos impide llegar). Si la persona aguanta ese instante y expresa esa emoción oculta, ese resentir, esa verdad profunda, la llama y la vela desaparecen, el inconsciente y la persona se liberan y se entra en lo que se llama la emoción del ser, resultado de haber expresado lo que estaba guardado en el inconsciente, pudiendo darle así una nueva interpretación o sentido. Se dicen cosas como: «me siento liberado», «estoy paz», «ya se lo que tengo que hacer», «se ha movido algo dentro de mí»… o simplemente es una reacción que se puede ver en la fisiología de la persona.
Las emociones principales se reducen a 5:
Miedo: Anticipación de una amenaza o peligro. (Protección)
Rabia/Ira: Resentimiento y odio (Destrucción y agresión)
Asco/aversión: Disgusto, rechazo (Posible amenaza)
Tristeza: Pena, soledad (Rendición y nueva integración personal)
Alegría: Recompensa (Éxitos)
Vamos a poner un ejemplo sencillo donde se muestre una creencia y su emoción anclada:
¿Qué sientes?
– No se, me siento algo raro
¿Qué significa raro?
– Me siento mal
¿Tienes alguna sensación en tu cuerpo para estar mal?
– Tengo un nudo en la garganta y presión en el estómago
Vale, ¿Y qué sientes con esas sensaciones?
– Siento como que no quiero hablar
Eso es lo que piensas, ¿Qué sientes?
– Siento inseguridad
Vale, ¿Porqué sientes inseguridad?
– Porque tengo miedo a equivocare
¿y qué pasa si te equivocas?
– Que se van a reír de mí (CREENCIA)
Si se ríen de ti, ¿Qué puede pasar?
– Que me dejen de lado y entonces me quedaré solo y sin amigos (CREENCIA)
*Miedo a la soledad
Las emociones son el idioma de nuestro universo y por lo tanto, el idioma de nuestro inconsciente. De hecho, las experiencias que recordamos, gracias a nuestro hipocampo, son las que están llenas de emociones, ya que estas son regresivas y atemporales. Es importante saber realizarse las preguntas correctas teniendo todo en cuanta para así, ir entrando en nosotros mismos. Como decía Jung: «Quien mira fuera sueña, quien mira dentro despierta». Se podría decir que las emociones son las escaleras que bajan al sótano de nuestra psique, donde almacenamos toda la información de quienes somos realmente.
Héctor Ibáñez
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