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Psicología y Coherencia

Los 4 Niveles de Acción

los 4 niveles de accion

Cada acción que emprendemos está influenciada por diferentes dimensiones de nuestro ser, los 4 niveles de acción son: físico, mental, emocional y espiritual. Comprender estos niveles nos ayuda a actuar de manera más consciente y alineada con nuestra esencia. En el proceso del desarrollo personal, solemos caer en la tentación de pensar que la única acción válida es la espiritual, pero lo que aprenderás hoy, es que son etapas de un viaje parecido al camino del héroe de Josep Cambpbell. Donde sales de un mundo ordinario de acción física, a un mundo extraordinario, mucho más claro y coherente con lo que realmente eres.

1. Nivel Físico: El cuerpo elige

El nivel físico es el más evidente, ya que se refiere a las acciones que realizamos con nuestro cuerpo. Incluye nuestras rutinas diarias, hábitos alimenticios, ejercicio y descanso. Es la manifestación externa de nuestras decisiones internas. La acción física está vinculada al esfuerzo junto con la idea: «Hacer cosas para conseguir cosas». El ciclo físico es conseguir energía para usarla en hacer cosas que den energía, pero todo ello, desde lo físico, muchas veces, sin propósito o sentido.

Otro rasgo significativo es la relevancia de las sensaciones físicas en las decisiones, por ejemplo, estás cansado y te tumbas, tienes hambre y comes, te pica y te rascas. Las reacciones no son decisiones claras, sino movimientos implícitos de los estímulos que experimentamos. Cuando no pasamos a la siguiente etapa de acción, podemos incurrir en percepciones falsas de la realidad, tales como: Pensar que una relación de pareja no funciona porque me siento cansado, no pasar tiempo con tus amigos porque quieres estar tumbado, pensar que un trabajo es malo porque pasas muchas horas en él, etc. Estos pensamientos no son buenos ni malos, tan solo son un síntoma de las acciones que están pasando solo por el nivel físico.

Veremos más adelante que no se trata de erradicar la parte física, sino de darle el lugar que le corresponde. Al final del viaje, aunque la decisión empieza en el espíritu, se expresa en el cuerpo y, por ende, en tu vida. Tomar conciencia de las decisiones que tomamos en base a lo que nos pasa en el cuerpo, abre la puerta a poder elegir nuevos caminos. La próxima vez que vayas a comer porque tienes ansiedad, podrás ver que esto, es una decisión en el aspecto físico y emocional.

2. Nivel Emocional: ¿Qué siente mi cuerpo y qué siento yo?

Las emociones están presentes en todas las decisiones que tomamos, aunque no seamos conscientes de ellas. En primer lugar, tenemos que tener claro cuales son las emociones básicas para poder diferenciarlas de los pensamientos. Te recomiendo ver este vídeo para saber más sobre ellas: 👉 Las 6 Emociones Básicas: Cómo Gestionarlas y Usarlas a tu Favor.

El bienestar emocional implica reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones de manera saludable. La Universidad Excelsior destaca la importancia de la dimensión emocional en el bienestar integral, señalando que manejar el estrés y mantener relaciones saludables son componentes clave. Teniendo esto en cuenta, las emociones son relevantes a la hora de tomar decisiones, dado que cuando expresamos: «haz lo que sientas», lo primero que vamos a aprender a reconocer son las emociones. Si las acciones que vas a llevar a cabo dan miedo, es probable que la acción sea evitativa. Por el contrario, si la emoción es alegría, seguramente, la acción irá en coherencia con esto.

Cabe mencionar que lo más importante es darnos cuenta de las emociones que tenemos como una parte de nuestra experiencia y no como una certeza. Dado que las emociones están basadas en nuestra biología y nuestro sistema de pensamiento. Esto nos dice que a la hora de tomar una decisión en base a nuestras emociones, habrá que tener en cuenta los pensamientos asociados. Por ejemplo: estar delante de un león y sentir miedo, es algo lógico y la acción pertinente puede ser correr. Sin embargo, este mismo miedo se puede experimentar con un jefe o con una pareja, lo que nos puede llevar a tomar la misma acción y evitar el contacto.

Cuando tomamos decisiones en esta etapa, solemos sentir que la vida es muy dura o difícil, nos podemos sentir víctimas o culpables, al igual que culpar a los demás de lo estamos sintiendo, en vez de reconocer nuestra responsabilidad y autoridad emocional.

De este modo, podemos detectar las decisiones que están basadas en nuestro sistema emocional, tomando decisiones en base a lo que siento emocionalmente, si me gusta o no me gusta, pero sin tener todavía un propósito en la acción. Sin embargo, son vitales para entender la coherencia y el nivel del pensamiento.

3. Nivel Mental: El Poder del Pensamiento

El nivel mental se refiere a nuestros procesos cognitivos: pensamientos, creencias y actitudes. Nuestra mente interpreta la realidad y guía nuestras decisiones. Usando el mismo ejemplo del jefe, si nuestra percepción sobre la persona es que es un individuo peligroso, grande, arrogante, etc, nuestra percepción nos dará como resultado una experiencia peligrosa. Del mismo modo, si pensamos que somos incapaces, mediocres o débiles, esta será nuestra experiencia.

Cuando hablamos de experiencia estamos señalando que las emociones que sentimos en el cuerpo y las decisiones que vamos a tomar, van a estar basadas en el sistema de pensamiento que estamos usando, la percepción que este sistema nos hace ver, las emociones que afloran del sistema de pensamiento y, por último, los síntomas físicos asociados a la experiencia.

Cuando tomamos decisiones en esta fase, solemos sentir que vivimos en bucle y siempre repetimos los mismos patrones o nos encontramos con las mismas personas. A diferencia de la parte física y emocional, darnos cuenta de los pensamientos que alimentan las decisiones, pueden cambiar radicalmente nuestra vida.

En este orden de realidad decidimos en base a las creencias, incluso por encima de lo que sentimos. Por ejemplo: Estás en una relación de violencia doméstica, tu cuerpo está tenso, sientes miedo, pero piensas que no es para tanto y que en el fondo, quieres a esa persona. Hay creencias sobre quedarse solo, no encontrar a nadie mejor, creer que dejar la relación es equivocarse, etc. En este sentido, las decisiones están pasadas principalmente en el pasado. Dado que los pensamientos vienen a raíz de las experiencias y juzgan la realidad para tomar acción, por lo tanto, la mente está absorbida por pensamientos del pasado.

En la medida que empezamos a detectar este nivel de acción, abrimos sutilmente la siguiente y última puerta, el nivel espiritual.

4. Nivel Espiritual: Conexión con el propósito y la intuición

Si has pasado por todas estas fases, llegarás de forma casi natural a esta dimensión que, básicamente, se puede resumir como: La capacidad de decidir por encima de la experiencia. Una cosa es lo que te pasa y otra cómo reacciones a lo que te pasa. Esta dimensión te devuelve tu autoridad emocional para tomar las riendas y elegir libremente, qué quiere hacer. Desde este punto, tus decisiones no se basan en lo que pasa fuera de ti, sino en lo que pasad dentro.

Por ejemplo: Siguiendo con la violencia domestica, tu cuerpo está tenso, tus emociones son de miedo y la mente te dice que no vas a encontrar a nadie igual. Lo que aparece ahora es una disociación de esta experiencia con una nueva voz, mas dulce y calmada, más intuitiva que dice: «Esa es la idea, no volver a tener una relación con violencia domestica porque has aprendido a respetarte y a amarte». Es una sensación donde no tienes la certeza de que estás haciendo lo correcto, pero sí que estás haciendo lo que te dicta el corazón. Si en este caso, surgiera una sensación interna de no querer seguir adelante, la tensión, el miedo y las dudas, seguirán estando, pero hay un propósito superior que no alcanzas a ver, aunque sí lo puedes sentir dentro de ti, que te lleva a actuar por encima de la propia experiencia.

Una vez alcanzado este punto, se produce el estado de coherencia emocional, donde te vuelves el gobernador de tu experiencia y eliges libremente cómo quieres vivir y qué quieres hacer, sin importar las emociones, las sensaciones y los pensamientos. Lo paradójico es que cuando actúas desde aquí, de manera progresiva, la mente empieza a tener otros pensamientos y tu forma de ver el mundo cambia. Después, tus emociones se vuelven más calmadas y tienes más momentos de felicidad y paz. Y, por último, tu cuerpo empieza a sentir cambios gracias a esa decisión.

La gran diferencia entre el nivel físico y este, es que el cuerpo actúa desde lo material para lo material, pero en lo espiritual primero actúas dentro, cambias las decisiones y actúas fuera de manera natural. En este caso, cuando vuelves a verte en la violencia domestica, sencillamente, te vas, no sigues luchando contra la situación, sino que usas la experiencia para guiar tus pasos. Con la comida, ya no se trata de no comer mal, sino de que has decidido cuidarte y naturalmente, se cambia tu alimentación.

El Proceso de Integración

A lo largo de nuestra vida, transitamos por estos niveles, a menudo sin ser plenamente conscientes de ello. Inicialmente, nuestras acciones pueden estar dominadas por impulsos físicos o emocionales. Con el tiempo y la introspección, aprendemos a integrar nuestras dimensiones mental y espiritual, logrando una armonía que se refleja en nuestras acciones y decisiones.

El psicólogo mexicano Ramón Gallegos Nava, en su obra «Educación Holista», propone un modelo educativo que integra estas dimensiones, enfatizando la importancia de una educación que fomente el desarrollo físico, emocional, mental y espiritual para alcanzar una conciencia plena.

Para empezar a poner en práctica todo ello, primero empieza a escucharte por dentro: ¿Qué siento?, ¿Estoy haciendo lo que realmente quiere hacer?, ¿Estoy siendo quien realmente soy?, ¿Qué me impide actuar escuchando mi corazón?. Con la práctica podrás diferenciar claramente los impulsos físicos y las tormentas emocionales, de los pensamientos y las intuiciones.

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