Cuando se habla del hombre interior o de la mujer interior, de la polaridad masculina y femenina, se refiere a menudo al concepto de “Ánima – “Animus” de Carl G. Jung.
Ánima: Eros
Animus: Logos
Ánima
Según C.G. Jung, el Ánima es el arquetipo del femenino y la representación de la noción femenina en el inconsciente de cada hombre. Esta imagen inconsciente se desarrolla a partir de la relación e interacción con su propia madre, desde el principio de los tiempos y trasmitido en el inconsciente colectivo. Esta imagen comprende todas las experiencias de la alcurnia de las mujeres en la historia humana y la historia familiar, transmitidas de modo consciente e inconsciente, administradas como polaridad femenina del hombre. Jung, dice que la imagen interiorizada de la mujer que cada hombre lleva en él, es un sistema de adaptación heredada de las generaciones ancestrales. Los hombres viven esta imagen a través de sus proyecciones sobre:
– La Madre– La Amante– La Esposa– La Hermana– Las mujeres importantes en su vida
Por otro lado, se encuentra múltiples facetas del Ánima en los cuentos de hadas, los mitos, los textos religiosos, la literatura (hadas, brujas, reinas, diosas).
Según Jung, la representación inconsciente del Ánima en el hombre comprende cuatro aspectos:
1. El aspecto natural, corporal, representado por la desnudez, por la sexualidad.
2. El aspecto erótico, una mujer idealizada por su hermosura, su refinamiento, que encuentra su expresión en el amor romántico y novelesco.
3. El aspecto espiritual y sublimado, personificado por ejemplo en la Virgen María.
4. El aspecto de la mujer profeta, sabio y deificada, como por ejemplo Atenea, la diosa de la sabiduría.
El Ánima o la Mujer Interior es constituida en general por una mezcla de estos cuatro aspectos que corresponden a la imagen trasmitida por la historia familiar.
Éste es el Ánima que conecta con el inconsciente, el que está en el origen de lo vivido afectiva y emocionalmente de la persona. Si es vivido positivamente, se devuelve en una relación de confianza y empatía con los demás. Permite abrirse a su creatividad. Si es mal vivida, puede llevar a una desintegración psíquica con un carácter caprichoso, susceptible e irritable, con resentimientos y estados de alma cambiantes mal dominados.
Cuando una persona vive una crisis psíquica grave o un estado neurótico agudo, éste es el Ánima que domina en el vivido psíquico y cortocircuita el intelecto Animus.
El Animus
El Animus es el arquetipo masculino en la mujer, es decir, el principio del logos, la consciencia, el juicio, el discernimiento, lo racional. Como el Ánima en el hombre, el Animus en la mujer es desarrollado a partir de la imagen de su padre o de los hombres importantes en la historia colectiva y familiar. Se encuentra en los cuatro aspectos:
1. El aspecto corporal, sexual, personificado por “Tarzán” o los héroes deportivos.
2. El aspecto romántico, por ejemplo, los poetas del siglo XIX.
3. El aspecto intelecto-espiritual-activo, por ejemplo, los grandes oradores políticos, los grandes empresarios, los jefes religiosos.
4. El aspecto espiritual, la sabiduría, por ejemplo, los viejos sabios: Gandhi, Buda, etc.
Jung considera el Animus como mediador entre el consciente y el inconsciente. Lo vivido positivamente permite la integración en la vida, la realización de sí mismo y de sus proyectos, la reflexión, el razonamiento, la expresión de la espiritualidad.
Lo vivido negativamente lleva a la rigidez, estados paranoides y necesidades excesivas de dominio o de poder.
Jung dice que el hombre proyecta su Ánima sobre la mujer de la que se enamora y la mujer, proyecta su Animus sobre el hombre del que se enamora.
El Equilibrio Ánima-Animus
C.G. Jung transmitió la hipótesis de que el hombre no es exclusivamente masculino, ni la mujer femenina. Cada uno de ellos integra su contrario en sí mismo.
Hombre: Ánima o inconsciente femenino.
Mujer: Animus o inconsciente masculino.
Cuando estas fuerzas están en posición de equilibrio, la personalidad es plenamente realizada. Jung describió el Ánima y el Animus en los principios del Yin y el Yang.
El Yin es el aspecto receptivo de la vida, flexible, reservado e introvertido. El yin rodea, encierra y madura el fondo oscuro de los instintos y la sexualidad. Tiene atracción por los sentimientos, la comida, el encanto, la imaginación, la ilusión, la belleza, el éxtasis, el ritmo del tiempo y el ciclo de la vida.
El Yang es el aspecto activo, extrovertido, agresivo, heroico y despiadado de la vida. Favorece al espíritu abstracto, la moralidad rigurosa, la disciplina y la indiferencia. Es positivo y entusiasta, pero restrictivo y estético.
El Ánima y el Animus se posicionan en función del “gran rol” acorde a la persona.
La persona es un conjunto de relaciones entre la consciencia individual y la consciencia colectiva, una máscara que el individuo viste, al parecer en sociedad, la importancia acorde a la posición social.
Decimos que existe una relación compensatoria entre la persona y el Ánima-Animus. De esa manera el Ánima es una figura que compensa la consciencia masculina, lo mismo el Animus para la mujer.
Jung afirmaba que la cultura occidental había tenido el error de poner sobre un pedestal el ideal masculino de racionalismo, de pensamiento abstracto y su función del Ego. Él estimaba que los valores femeninos del instinto, de la emoción, la intuición y de la inserción concreta de cuerpos, habían sido rechazados de manera peligrosa, privando al hombre de su Alma y a la mujer de su individualidad. Jung había previsto la necesidad de la resurgencia de esos valores para permitir que el hombre recobre el equilibrio destruido, e inyectar un suplemento de vida y de erotismo a una cultura estéril.
El Rechazo del Ánima-Animus
El hombre tiene tendencia a rechazar toda traición femenina, lo mismo la mujer toda traición masculina. El rechazo por el hombre de sus tendencias y de sus rasgos femeninos, determina naturalmente sus exigencias en el inconsciente (La Sombra).
El Deseo de Integridad
Cada uno busca encontrar en el otro lo absoluto de su imagen virtual. Cuando el ánima es la fuente de humor y de caprichos, el Animus es la fuente de opiniones de naturaleza colectiva. Al contrario del hombre, el Ánima aparece bajo los trazos de una pluralidad. Así, el hombre busca la encamación de su ánima en todas las mujeres, pues el Ánima desborda todo. Al inverso, la mujer focaliza la pluralidad de su Animus sobre un solo hombre.