Las relaciones de pareja son el catalizador de todas las experiencias que hemos vivido e incluso que hemos heredado. Comprender y armonizar todas las puertas abiertas que tenemos puede causar muchos conflictos en la pareja.
¡Es como dos universos intentando sincronizarse!
Cada uno tiene su música interna que se sintoniza con la de la otra persona, ambos <<resuenan>> y comienzan un viaje en el que se desvelan las partes oscuras y se afianzan las partes luminosas.
Claro que hasta llegar a ello hay un proceso que puede ser, en muchos casos, realmente complicado y si no se enfoca con una inteligencia emocional puede llegar a minar la moral de cada uno y terminar en una ruptura muy dolorosa.
Las cifras de hecho son alarmantes. En los últimos 20 años los divorcios han aumentado un 70%, aunque las parejas que realmente han encontrado el equilibrio están mejor que bien.
Después de años de terapias, consultas y estudios se ha llegado a una conclusión generalizada en los profesionales del tema sobre qué hace que una relación funcione o no. La base de una relación sana es la comunicación.
Podemos pensar que es un tópico, pero vamos a ver la importancia de la comunicación con una connotación más: hombres y mujeres entienden la relación de forma diferente. Nada nuevo, ¿verdad?.
Entonces, el problema está, si sabemos que la comunicación es importante y que entendemos la relación de forma diferente, ¿por qué no actuamos en consecuencia? ¿de qué nos sirve tener el conocimiento si no lo pasamos a la práctica?
La comunicación es lo más importante, pero no pensamos cómo podemos comunicarnos mejor, le decimos al otro:
¡Oye, hablame bien que la comunicación es importante!. Y aunque tenemos claro que hombres y mujeres, por haber recibido una educación diferente, vemos la relación de manera distinta, seguimos creyendo que la otra persona piensa igual que nosotros.
Las mujeres siguen esperando que el hombre desarrolle sus poderes psíquicos y empiece a leer la mente, ¡que ya es hora después de tantos años de evolución!.
Mientras el hombre sigue esperando que las cosas pasen por sí solas sin hacer nada en absoluto. Somos tal para cual.
Después de todo hay esperanza ya que tenemos ejemplos de parejas que realmente han encontrado ese equilibrio de un amor real, con pasión, juego y ternura.
Así hemos encontrado 8 conflictos frecuentes en las relaciones que pueden hacer tambalear los cimientos de la unión y que podemos tener en cuenta para enfrentarlos en equipo y no como si fuera un competición por ser el capitán de la relación.
Conflictos más frecuentes de pareja:
1. Diferencias en la comunicación.
Los hombres son más racionales y literales, mientras que las mujeres son más abstractas y emocionales. El quid de la cuestión está en la forma de interpretar las palabras.
La mujer expresa emociones:
«Estoy harta de tus amigos y tu egoísmo», mientras que el hombre expresa racionalidad: «¿entonces lo que quieres es que no tenga amigos?». ¡Es un caos! nada tiene que ver lo que uno dice con lo que quiere decir y lo que uno escucha con lo que significa.
La comunicación empieza escuchando ampliamente todo el contexto y no sólo las palabras.
Las palabras son apenas un 7% de todo el lenguaje. ¡Un 7%! ¡Abrazala y deja de hablar tanto! Los tonos y el lenguaje no verbal juega el 93% de la comunicación total.
Con estas cifras podemos ver que debemos abrir la mente para aprender a comunicar con un nuevo canal que nos una a la otra persona y no que nos aleje. No es lo mismo decir: «Estoy harta de tus amigos y de tu egoísmo», que decir: «me gustaría salir contigo un fin de semana en vez de que vayas siempre con tus amigos».
Igual que no es lo mismo pensar:
«no quiere que tenga amigos, me quiere cambiar», que pensar: «está enfadada porque me voy con mis amigos otra vez y no le dedico tiempo».
Aprender a comunicarse no es solo presencia, técnica y magia, sino tiempo para llegar a entender la forma de ser de la otra persona, para lo que nos tenemos que salir de los ideales que tenemos en la mente y se superponen a la hora de mirar a nuestra pareja.
Mientras se desarrolla la comunicación asertiva y clara podemos usar una técnica de comunicación de Haim Ginott, psicólogo pionero en técnicas de comunicación. Se trata de la técnica <<XYZ>>: Cuando haces X yo me siento Y y me gustaría sentir Z.
Por ejemplo: «Cuando te vas con tus amigos cada fin de semana siento que no te importa nuestra relación. Me gustaría salir de vez en cuando juntos y dedicarle tiempo a nuestro matrimonio. Me haría feliz poder hacerlo».
Aun así la forma más clara de comunicar es escuchar para comprender y no para responder. No somos robots que reaccionan a las palabras, podemos decidir cómo vivirlas, saber leer el contexto y empatizar para poder comunicar de una forma consciente y con inteligencia emocional.
2. Sexualidad
El sexo es un lenguaje íntimo entre la pareja. Donde se caen las máscaras y se muestran ambos vulnerables el uno con el otro. Sin embargo, con el tiempo la monotonía y la rutina hacen del sexo algo casi por compromiso y complacencia, en vez de por deseo o pasión.
Sostener la llama dentro de la cama implica también aprender a sostenerla fuera de ella. Muchas mujeres confiesan a los sexólogos que quieren un príncipe en la calle, pero en la cama quieren al chico malo. Para el hombre de hoy que tiene la masculinidad totalmente desubicada ser amante y buen chico son dos cosas que no conectan.
Los pocos que lo consiguen son muy buenos en la cama, pero fuera suelen ser blandos. Los demás siguen sintiendo miedo de abrirse a su parte emocional.
Las mujeres por el contrario se van abriendo más con el tiempo, pero las memorias inquisidoras del pecado les hace muchas veces rechazarse a sí mismas por sentir deseo. Recordemos el tema de la comunicación, ellas esperan que les lean la mente y ellos que les hablen claro.
Si la mujer se permite expresar más sanamente sus deseos sin culpa y el hombre sabe leer entre líneas y ser un poco más canalla, ¡se la lleva al huerto!
El tema es que la gran mayoría de las parejas se quejan de la monotonía y la falta de creatividad, o la necesidad de sentir una unión más profunda. El sexo se puede dividir en varios niveles:
- Biológico: Puramente animal
- Físico: Placer propio y liberar tensión
- Emocional: Lenguaje sexual, amor
- Transpersonal: Conexión tántrica
La gran mayoría de las parejas se quedan estancadas en las dos primeras.
¡No saben lo que es emocionarse haciendo el amor!
Para los hombres desarrollar su parte sensitiva es muy complicado ya que tienen miedo de perder su virilidad y como son muy racionales, si algo funciona bien así, ¿para qué tocarlo?
Para la sexualidad sana se requiere de creatividad, amor y humor. Al final el equilibrio está en saber conectar la parte más animal con la parte más espiritual y ahí conectarte con tu pareja. Además, el sexo no debe ser un fin sino un viaje.
Hay un canal de habla hispana sobre sexualidad para las parejas que quieran salir de la monotonía. Es el canal de YouTube de Elsy Reyes. Encontrarán un gran contenido en su alcoba manteniendo siempre la creatividad, el humor y el amor.
3. Convivencia
Hemos comentado antes que hombres y mujeres son educados de formas diferentes y en la convivencia se muestra este desequilibrio.
El gran problema: uno se ocupa de todas las responsabilidades de la casa y el otro no. Se nos viene a la cabeza que la mujer se ocupa de la casa y el hombre de trabajar, pero actualmente se ven casos a la inversa.
El orden de los factores no altera el producto en este caso. Se trata de encontrar un equilibrio sin que sea imposición. ¡a todos nos gusta tener un plato en la mesa sin hacer nada, a tu pareja también le gusta!
El gran problema es que ambos quieren tener igualdad, pero esto es algo que lejos de ayudar empeora la situación. Si una persona ama cocinar y a la otra le gusta limpiar, pueden «compensarlo» uno cocinando más y el otro limpiando más.
¡Pero de mutuo acuerdo!
Luego no vale decir: «estoy hasta las narices de ser tu chacha, hoy te cocinas tú».
Recordemos lo que hemos dicho antes: aprender a leer el contexto. Si ves que tu pareja que suele cocinar viene agotado/a, ten iniciativa de encargarte tú. Hoy por ti mañana por mi. Sois un equipo, no es una competición para ver quien es mejor.
4. Infidelidad
Muchas parejas prefieren ser dejadas a terminar una relación, para lo que usan la infidelidad. Preferimos ser infieles a honestos, ¡así nos va! La infidelidad se da por muchos factores, pero el común es la falta de confianza, o mejor dicho, cuando esta se rompe.
La confianza es como un vaso de cristal. Lo rompes, lo pegas, pero nunca será lo mismo. Antes de ser infiel, por respeto a ti mismo/a y a tu pareja, no sigas con una relación que no quieres seguir.
Quizá la otra persona si te quiere y el daño puede ser muy fuerte. De hecho, muchas personas se someten a perdonar una infidelidad, pero la gran mayoría fracasan y la pequeña minoría sienten una inseguridad de por vida.
Antes de llegar a este punto es importante ser honestos con nosotros mismos y enfrentar el problema.
5. Valores y creencias diferentes
La educación diferenciada nos lleva a tener valores y creencias diferentes, que también vienen introyectadas por nuestra familia.
Muchas de esas creencias ni si quiera las hemos elegido. Nos han dicho que esto era así, lo hemos asumido y ahora lo defendemos a capa y espada. ¡Aunque eso implique hacerle daño a mi pareja, prefiero tener tener razón!
En la pareja hay una lucha de poder y de egos que confunde la aceptación con la aprobación. Aquí es donde las mujeres crean niños mimados como maridos y los hombres princesas dependientes.
Porque no se ve claramente la sombra de la pareja. La persona que amamos tiene cosas buenas y cosas malas, un pasado, creencias y valores que pueden ir en contra de los nuestros, pero no se trata de decir:
«pobrecito, si es que no sabes hacerlo mejor», sino de tener la compasión y comprensión para ver qué ha vivido la persona para ser así.
Todos tenemos una historia, pero hasta que la vemos y la reescribimos el pasados nos lleva a nosotros en vez de nosotros a él.
Todos tienen una guerra interna que están librando, si no te gusta como es la otra persona, ¡dejalo tranquilo y deja de presionarlo! Hay una frase que dice: «no intentes hablarle a un cerdo de estrellas, perderás tu tiempo y fastidiarás al cerdo».
¡No es que la pareja sea un cerdo o sea un poco corto para aprender! Cada persona tiene su tiempo y su proceso, cosa que depende únicamente de su decisión personal. Si está dispuesto o no a cambiar.
6. Familia de la pareja
Si tenemos valores y creencias diferentes que se llevan mal, ¿de dónde vienen? Pues de la familia.
La familia es muy importante y a todos nos gustaría sentir el amor incondicional, el apoyo y la aceptación familiar, pero en cuanto haces lo que a los ojos de la familia no deberías de hacer, ¡eres el malo!
Muchas mujeres dicen: no se si me he casado con mi marido o con su madre. Igual que muchos hombres dicen: no se si invitar a salir a mi mujer a su madre.
¡Qué pasa con las madres!
Básicamente pasa que no las soltamos, aunque en muchos casos, son ellas las que no quieren soltar a sus hijos pequeños e indefensos en este mundo peligroso.
Así hombres y mujeres crecen siendo tremendamente inmaduros y dependientes de su familia, atados a una culpa constante de tener que verlos y comer con ellos cada Navidad aunque ya se haga bola.
Ser coherentes es algo vital para poder ser personas felices y tener bienestar emocional. Eso implica decirle muchas veces a mamá que deje de llamarnos tanto.
Mamá es mamá para toda la vida, pero a tu mujer y ha tu hombre lo estás eligiendo. No estamos hablando de cortar la relación con la familia, estamos hablando de tener claro a qué familia quieres alimentar.
Si lo miramos en forma de territorio, un matrimonio tiene su propio territorio como pareja y las familias ni pinchan ni cortan, el problema es que permitimos que entren, opinen, hagan y deshagan a su antojo,
creando tensión en la pareja y una sensación de obligación por tener que aguantar a la familia.
Ser asertivos y coherentes con lo que sentimos nos llevará a decir NO cuando queramos decirlo y no otra cosa.
A la familia hay que quererla y respetarla, pero también debe respetarse uno mismo.
¡Muchas veces la familia se mete donde no la llaman! Si no hay límites en la relación, cualquiera podría entra y liarla. ¡Hasta nuestra santa madre!
7. Decepciones
A tanto de expectativa tanto de frustración. Las decepciones que sentimos con la pareja suelen ser por las expectativas que hemos colocado sobre el otro. De hecho, esta es una de las primeras etapas en la relación.
Cuando todo es perfecto y maravilloso, la otra persona nos hace feliz y es el amor de mi vida. Hasta que resulta que no lo es tanto como yo creía y empiezo a ver la sombra de la otra persona.
Este es un proceso necesario para poder aceptar amar a la otra persona tal cual es, ¡no es aprobarla, es aceptarla!
Mientras no veamos a nuestra pareja tal cual es y decidamos si lo aceptamos o no, seguiremos queriendo manipularlo para que sea según las expectativas.
El amor no suele ser dos piezas del puzzle que encajan sin más, sino que se sintonizan y se trabaja en comunión.
10. Conflictos no perdonados
Muchas parejas empiezan discutiendo porque no se han fregado los platos y terminando hablando de lo que pasó hace tres años a las cuatro de la mañana
¡¿Cómo vamos a abrazar a nuestra pareja si estamos abrazando a la mochila donde cargamos todo nuestro dolor?!
Es la regla básica para aumentar el autoestima: vacía la mochila. ¿Pero cómo se hace esto? Confundimos perdonar con <<salvar al otro de su culpabilidad>>, por lo que no perdonar puede ser una forma de castigar al otro.
El problema es que es un arma de doble filo y también nos castiga a nosotros a no avanzar.
Si enfrentamos el ahora con las historias del pasado repetiremos lo mismo una y otra vez. ¡Hay que reinventarse!
Perdonar no es más que liberarnos del dolor y dar gracias por lo que nos ha enseñado la experiencia.
Además, cuando uno perdona se libera a sí mismo, pero como también se aprende, no significa que todo vuelva a ser igual. Uno se equivoca y comete errores, aprende y cambia.
Para aprender a soltar estos conflictos recomiendo el libro de Dejar ir: el camino de la libertad
Para las parejas que quieren entender a su compañero/a está el libro de Los hombres son de marte, las mujeres son de venus. Un libro iniciático que sirve de base y guía para solucionar conflictos de pareja.
Para los hombres más atrevidos que quieres desarrollar todo su potencial masculino en la relación y en el sexo está El camino del hombre superior, de David Deida.
Para las mujeres valientes que quieren comprenderse a sí mismas y recuperar su feminidad está Ser Mujer: Un viaje heroico. Un viaje de introspección para dar luz a las incognitas de la mujer.