Saltar al contenido
Psicología y Coherencia

6 EJEMPLOS DE CREENCIAS LIMITANTES QUE TE ENFERMAN

man wearing black cap with eyes closed under cloudy sky
La salud es lo más importante y en lo que más invertimos a lo largo de la vida, pero he comprobado tanto personalmente, como en las personas que acompaño en consulta, que muchas veces intentas hacer cambios y el mal estar, el síntoma o el conflicto sigue estando presente, como si nada hubiese funcionado. La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la salud como: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
 
El estado de bienestar de una persona depende de muchos factores y a la hora de contemplar los problemas del cuerpo humano, la visión debería de ser holística para contemplar todas las posibilidades que pudieran estar afectando al flujo natural de salud de cada persona y no cerrarse a investigar en campos nuevos, ya que cada persona es un universo en sí misma. De tal forma que, por ejemplo, nuestros problemas en el trabajo pueden estar causando que nuestro cuerpo viva en un estrés continuo hasta que sale algún síntoma y por nuestras creencias, le echamos la culpa a la alimentación. No digo que no pueda ser la alimentación, lo que quiero expresar es que todo conflicto es multifactorial y depende de diferentes características, como dice la OMS: mentales, físicas y sociales, a lo que añadiría emocionales e inconscientes. Por eso planteo en este post: ¿Qué creencias sustenta mi salud?.
 
Entendamos que nuestras creencias definen nuestra vida, ya que nos definen a nosotros mismos de forma inconsciente y es lo que nos mueve de forma automática a ser lo que somos. La podemos entender hablando sobre el efecto placebo. Si yo pienso que puedo curarme un dolor de cabeza con agua fría en la frente, esa técnica funcionará. Si por otro lado pienso que es tomándome una pastilla, entonces esta será la que funcione. Es importante subrayar que, cuando una creencia es inconsciente tiene un 100% de credibilidad, ya que no se cuestiona y por lo tanto, es sumamente efectiva. Sin embargo, cuando ponemos en práctica una creencia de forma consciente, hay una parte de nosotros que no se entrega y no cree, que tiene que ver con nuestras creencias inconscientes que limitan a las conscientes.
 
Si inconscientemente mi discurso, mis actos y mis pensamos culpan como único responsable de mi mal estar a la comida, aunque yo haga una toma de conciencia o un cambio en otro aspecto de mi vida que también me estaba afectando, no será tan eficaz porque en el fondo hay un creencia que se superpone inconscientemente a mi toma de conciencia. Por eso es importante saber qué creencias sustentan mi salud y pillarnos, como si fuésemos detectives, qué me mueve a decir lo que digo, a hacer lo que hago o ha pensar como pienso. La pregunta que te lleva a darte cuenta de las creencias es: ¿Porqué me comporto así? Y, a través de las justificaciones es donde encontramos nuestras creencias.
 
Cabe mencionar que ninguna creencia es buena o mala, cada persona las crea a raíz de su experiencia de vida, las aprendemos, o las heredamos inconscientemente de nuestros antepasados . Todas las creencias potencian partes de nosotros y limitan otras, aunque nos parezcan completamente incongruentes, nos están ayudando. Por ejemplo, una creencia que dice: «Yo no soy capaz de hablar en público», me limita a la hora de dar una charla, aunque por otro lado, me ayuda a no tener que mostrarme públicamente y eso me da seguridad. A partir de aquí, podría ver qué miedo tengo y entrar en él para trascenderlo. En mi caso invito a generar creencias que nos ayuden en nuestro momento presente, pero dejarlas como «atadas con pinzas» sabiendo que pueden cambiar en cualquier momento.
 
Empezamos con una idea, que más tarde convertimos en actitud, esta se transforma en un pensamiento que pasa a ser una acción. Luego se vuelve rutina, hasta que se solidifica en creencia y cae al inconsciente, para luego llamarle destino.
 

Obviamente todos queremos una solución rápida, eficaz y si puede ser, sin muchos cambios para curarme y tener salud, sobre todo cuando el motivo de una consulta está en un síntoma. Cuando alguien viene a consulta con la intención de que yo le cure se lleva una desilusión, ya que yo no puedo curarlo, aunque sí puedo acompañarlo a que él mismo se transforme y encuentre su salud. Somos los responsables de nuestra vida y las cosas que vivimos, aunque muchas veces, como hemos visto, lo que atraemos nace más de una información inconsciente que consciente.

 
Estamos dándole el poder al exterior de encontrar nuestro estado de salud y esto no es malo, ya que nos ayuda a no tener que ocuparnos de nosotros mismos, aunque también nos hace depender de los demás para aprender a gestionar nuestra vida. De hecho, hemos olvidado lo que es «estar sano», ya que nuestro estado de salud óptima lo hemos olvidado y nos conformamos con no estar tan mal como estábamos, en vez de apostar por estar como nos merecemos.

6 Creencias que limitan mi salud


1. «La alimentación es lo más importante para estar sanos»


Efectivamente la alimentación es una parte fundamental de la salud, ya que nuestro cuerpo se nutre de ella, pero como hemos hablado, la salud del cuerpo es multifactorial (mental, emocional, física, social, inconsciente…) De hecho, la alimentación, desde la física cuántica, no son más que partículas con una información que podemos transformar.


2. «Yo no puedo curarme»


Cuando alguien dice «no puedo», como mínimo se pone predispuesto a saber cómo hacerlo y si no lo hace, quizá en realidad no quiere. Nos negamos a aprender por miedo a cambiar, siempre se puede pedir ayuda para que nos acompañen a ver qué me ocurre y así, coger las riendas de mi vida y transformarlo.


3. «No necesito cambiar nada para estar bien»


La vida está en constante cambio y nuestro sufrimiento es proporcional a nuestra resistencia a ese cambio. Queremos una vida fácil y sin muchos movimientos, pero la vida quiere que la vivas y eso implica cambios, experiencias y aprendizajes.


4. «No merezco estar sano»


Aunque puede sonar disparatado, si una persona sabe el problema que tiene, sabe que puede cambiarlo y se ve capaz de hacerlo, pero no lo hace, puede estar influido por esta creencia que también lleva implícito el miedo. Algunas veces estamos tanto tiempo en un ambiente tóxico que cuando nos invitan a salir de él, sentimos que no nos merecemos estar bien y nos conformamos con no estar tan mal.


5. «Más vale malo conocido que bueno por conocer»


Esto es un dicho Español, pero que he escuchado ya varias veces como limitación a la hora de hacer una transformación. Tiene mucho que ver con la de no merecer, ya que nos conformamos por lo «malo», por el miedo que nos da encontrar lo «bueno». Es como pensar: «no vaya a ser que salga de este problema y esté bien». Es como un miedo al éxito.


6. «No tengo tiempo para mí»


Esta creencia la pongo porque nos vemos demasiadas veces en la tesitura de «no tener tiempo», ya que juzgamos que nuestra vida debería de ser diferente a como es. Pensamos que para ocuparnos de nosotros mismos debemos de parar nuestra vida y que todo esté en calma, lo que nace de querer las cosas «a mi manera». En realidad, en cada instante, aunque estés ayudando a otra persona, estás ayudándote a ti mismo. El tema está en no desconectarte de ti. De hecho, es sobre ese estrés donde más puedes aprender a trascenderlo y no tanto desde la tranquilidad. Ningún mar en calma hizo a un marinero experto.


Transformando Creencias
 
Objetivo: Transformar una creencia.
 
En este ejercicio harás un recorrido a través de tus creencias, sin importar el tipo y cómo las has manejado en el tiempo. Gracias a esto podrás desinstalar la creencia limitante y generar una nueva que te ayude a llevar a cabo los objetivos que deseas. Puedes emplearlo para cambiar una creencia por limitante o porque te impide realizar algo. Recuerda que las creencias son como los permisos que necesitamos para conducirnos sanamente en este mundo. Cuando no tenemos estos permisos bien definidos (las creencias), nos provocamos sentimientos de culpa, miedo, inseguridad, vergüenza, etc., ya que estamos desobedeciendo algo en lo que todavía creemos y que resulta ser limitante, ya que hay una incongruencia entre lo que crees y lo que estás haciendo, es decir, tu conducta no va de acuerdo con tu creencia. Esto puede ir desde pequeños miedos, como no hablar en público porque crees que tartamudeas, hasta desaprovechar ventajas que te ofrecen porque no crees merecerlas.
 
Para este ejercicio se necesita un lugar espacioso, seis papeles y un lápiz.
 
 
Sigue estos pasos: 
 
1) Colocar en el suelo tres papeles, uno que tenga escrito «creencia actual», otro que diga «abierto a la duda» y finalmente, otro con «creencia de museo». 
 
2) Enfrente de estos, a cierta distancia, coloca otros tres escribiendo «creencia nueva», que se encuentre justo enfrente de «creencia de museo»; luego, «abierto a una nueva creencia» enfrente de «abierto a la duda» y finalmente, «espacio sagrado» enfrente de «creencia actual». 
 
1. CUAL ES TU CREENCIA ACTUAL ¿Cuál es tu creencia actual? ¿Qué quieres cambiar? 
 
2. ABIERTO A LA DUDA ¿Qué creencia anterior pones en duda actualmente? 
 
3. CREENCIA DE MUSEO ¿En qué creencia pasada ya no crees actualmente? 
 
4. CREENCIA NUEVA ¿Cuál es la creencia nueva que quieres obtener? Presente, positivo y afirmativo 
 
5. ABIERTO A NUEVA CREENCIA ¿A qué creencia nueva estás abierto? 
 
6. ESPACIO SAGRADO Con esta nueva creencia ¿Quién eres? ¿Cómo te simbolizas? 
 
Observa tu FISIOLOGÍA en cada paso que vayas dando. En el paso 6 pregúntate: con esta misión y estos sentimientos, ¿Quién soy o a qué me parezco? Soy como… Con estas preguntas piensa en un SÍMBOLO. Utiliza el primero que venga a la mente. Ahora frota tus manos para generar energía y elévalas mientras INTEGRAS el SÍMBOLO de quién eres ahora y define cuál es tu misión. 
 
4) Pasa con la «creencia actual» al papel 1, la que pensaste al principio. Enúnciala en voz alta, luego pasa por el espacio 2 «abierto a la duda» y vuelve a enunciar la misma del espacio 1. Hazlo otra vez en el espacio 3, en «la creencia de museo». Déjala aquí. Normalmente hacer esto puede causar risa, extrañeza, incredulidad. Esto es señal de que la creencia limitante (la del inicio) se desinstaló. Es increíble, pero así sucede muchas veces. 
 
5) Pasa a la «creencia nueva» 4, repítela en presente, positivo y afirmativo, en voz alta, respirando profundamente. Pasa a «abierto a nueva creencia», el 5, y repite tu creencia nueva, en presente, positivo y afirmativo. Finalmente ve al «espacio sagrado», el número 6, y mientras la repites, disfrútala, frota tus manos una contra la otra y elévalas visualizando tu SÍMBOLO de quién eres ahora y tu misión. Respira profundamente. 
 
6) Pasa inmediatamente al espacio de «creencia actual», el 1, con esta nueva creencia e instálala en tu mente al decretarla en voz alta. Respira profundamente. 
 
7) Revisa si esto es bueno para ti y los que te rodean. (Revisión ECOLÓGICA.) ¿Cómo te sientes y qué piensas de la nueva creencia que acabas de instalar? 
 
La creencia se instala en este ejercicio y sólo hay que repetirla constantemente llamando al SÍMBOLO (y la misión) que haya(n) surgido en el ejercicio. Es conveniente hacer esto en la noche antes de dormir junto con respiración profunda para que durante el sueño el INCONSCIENTE siga trabajando en ella.
 
Héctor Ibáñez
 

Recomendamos:

Visita todos los libros recomendados:

Configurar cookies