Multitud de autores, investigadores y profesionales nos han mostrado una verdad incómoda, aunque alivia al mismo tiempo: nosotros somos co-creadores de nuestras experiencias de vida. Es incómodo reconocer que nosotros, a través de nuestra percepción, es decir, el conjunto de creencias, pensamientos, emociones, programas, etcétera, podemos influir en nuestra vida de diversas formas, hasta enfermar el cuerpo, por ejemplo, se acabó eso de culpar al amigo que «me pegó» el resfriado, o que tengo mala suerte. La parte que alivia es la que nos muestra que, si soy capaz de provocarme unas adaptaciones biológicas llamadas enfermedad, soy capaz de crear otras que sean salud. Vamos a ver un ejemplo de percepción:
Dos personas ganan 1500 euros al mes, con diferentes percepciones y por lo tanto vidas diferentes:
1. «He tenido que pagar 1000 euros del sueldo en gastos y solo me quedan 500 para todo el mes… pff tendré que ajustarme el cinturón a ver cómo lo hago»
2. «He podido pagarme todos mis gastos y encima todavía me quedan 500 euros para todo el mes… Qué bien!»
Este ejemplo no solo muestra dos estados emocionales completamente diferentes, sino una realidad completamente diferente
La percepción es la interpretación personal que hacemos de la realidad, con el error de que nos pensamos, no solo que esta interpretación es real, sino que es la verdad y los demás están equivocados. Cómo percibimos depende de cómo nos vemos a nosotros mismos. Si no me escucho, nadie me escucha, si no me valoro, nadie me valora. Todo esto se convierte en unas formas de pensar automáticas llamadas patrones o programas, que más tarde se transforman en creencias. La gran mayoría de estos programantes ya están en nuestro inconsciente como aquella información que ayudó a mis antepasados, pero que ahora me limita. Por ejemplo:
«Cuando mi abuelo era pequeño vivió durante años en silencio, porque cada vez que su mamá se enfadaba y él hablaba lo encerraba en el armario. Aprendió que la mejor forma de sobrevivir ante este contexto era callarse. Yo tengo ese patrón en mí y cuando alguien se enfada decido callarme y razono que es lo mejor, que no quiero discutir, que no se entera de nada el otro… sin cuestionarme para qué actúo así realmente. Lo que a mi abuelo le pudo ayudar, ahora me limita y por lo tanto mi percepción del mundo es que habla demasiado, hasta que reconozca en mi una forma diferente de actuar».
Un detalle importante sobre la percepción, es que mi inconsciente no sabe que no es real, por lo tanto lo vivirá como tal. Cuantas veces hemos visto una película y se nos encogía el cuerpo con el grito del protagonista, llorábamos como si fuésemos nosotros el actor o actriz, o se nos tensaba el cuerpo en escenas de pelea… Nuestra biología reacciona a nuestra forma de ver el mundo, intentando complementarla. El cuerpo se tensa cuando ves una escena de lucha porque se prepara para enfrentar al depredador o para salir corriendo y no morir. De la misma forma, si en tu percepción, por ejemplo:
No haces más que tragarte las penas de los demás, que solo te quieren para eso. No solo vas a vivir esto exactamente, sino que a lo mejor vomitas para «sacar lo que te has tragado», o tienes un indigestión de «todas las cosas que te tragas.
Podemos definir percepción en 3 frases, comparto también el vídeo de física cuántica sobre el observador para comprenderlo mejor: https://www.youtube.com/watch?v=o1Wt9Em1QSY
«Según la información de cada conciencia, se colapsa una realidad determinada, es decir, se proyecta en la vida la forma de percibir que esta persona tiene de forma individual. Por lo tanto, cada persona observa su propia realidad»
Voy a compartir formas que uso tanto en consulta como en mi propia vida para cambiar la percepción y por lo tanto, cambiar la realidad:
1. Cuestiona tu forma de actuar
¿Para qué haces lo que haces?¿Qué sentido tiene?¿Es realmente importante para ti?¿Realmente quieres actuar así?¿Qué consigues haciendo esto?… Cuestionarse el sentido que tiene cada acción es una herramienta excepcional, pero atención: la pregunta para ver qué sentido tiene lo que hago es PARA QUÉ, no, «porqué». El «porque» nos lleva a la justificación y a descubrir nuestras creencias y aunque luego veremos como nos ayuda, en este caso lo que buscamos es encontrar desde donde actúo y qué quiero conseguir con ello. Tomar conciencia de ello nos permite poder hacer lo mismo con una intención completamente diferente, o cambiar nuestra acción para ser como queremos ser.
2.Cambiar las creencias
Las creencias son las bases que sustentan nuestra realidad, nuestros actos y nuestra vida en general, llevándonos a hacer cosas que muchas veces no queremos hacer. La creencias fueron pensamientos que con la repetición de estos se transformaron en creencias y ahora se viven como una verdad absoluta. Saber identificarlas y transformar aquellas que ya no nos potencian, requiere de honestidad para con nosotros mismos. Ahora sí preguntamos PORQUÉ, para encontrar nuestra explicación, que es una creencia. Las creencias son como una empresa piramidal y detrás de una suele haber otra más profunda que la alimenta. Por ejemplo:
¿Porqué te callas cuando te enfadas?: Porque no quiero que piense que me arrastro por él/ella (Si le hablo enfadados me estoy arrastrando)
¿Porqué piensas que te arrastras?: Porque me tengo que calmar siempre yo (Siempre tengo que calmarme)
¿Porqué te calmas siempre tú?: Porque sino acabamos muy mal (Si no me calmo acabamos mal)
– Si le hablo enfadados me estoy arrastrando – Si le hablo enfadados estoy queriendo solucionar el problema
– Si no me calmo acabamos mal – Si me calmo es más sencillo comprender, empatizar y solucionar el problema
3. Deja de hablar del otro, coge la responsabilidad de tus sentimientos
Al ego le encanta justificarse hablando del otro, explicando que mis actos son por culpa de alguien. Cómo voy a ser yo el responsable de mis emociones? Que lo sea otro mejor. Esto es irónico, pero es real. Usamos básicamente 4 formas de no coger la responsabilidad de nuestras emociones:
– Victimario: «Todos tienen la culpa» (Arrogancia). Hay un gran miedo a soledad, por ejemplo:
«Me has abandonado» – «Te has ido y me he sentido abandonado» (responsabilidad).
– Víctima: «No valgo para nada» (Infravaloración). Gran miedo al rechazo, por ejemplo:
«Tú te mereces a alguien mejor» – «Veo que vales mucho y siento miedo a no estar a la altura» (Responsabilidad)
– Manipulador: «Con todo lo que hago por los demás y mira como me tratan» (Justificación). Gran miedo al fracaso, por ejemplo:
«Nadie te va a querer como yo» – «Siento miedo de no saber ayudarte como necesitas y que decidas irte» (Responsabilidad)
– Evasivo: «A mi no me hables de esas cosas» (Pasivo). Gran miedo al rechazo y a la crítica, por ejemplo:
«Siempre estás con las mismas tonterías» – «No entiendo lo que me dices y me da rabia, siento miedo de que te canses de mí por eso» (Responsabilidad)
4. Si yo cambio todo cambia
En este ejercicio, para el que recomiendo papel y lápiz para apuntar detalles, se trata de coger aquel conflicto que veamos tan solo una perspectiva e imaginar cómo sería ideal para nosotros, cómo nos gustaría que pasara realmente. Es importante tener en cuenta que se trata de cambiarnos a nosotros mismos, no al otro. Una vez lo tengamos definimos cómo actúo yo en esta nueva escena, qué hago, qué pienso, qué siento y qué recursos tengo. Una vez los tengamos nos daremos cuenta de que podemos actuar de forma ideal por decisión propia sin esperar que el otro haga algo:
Me quedo todo el día sin llamar a mi pareja porque no me contesta rápido a los mensajes y no quiero que piense que voy detrás o que se agobie.
Le escribo una vez y si no me responde pienso que estará ocupado, que cuando pueda me responderá y me siento tranquilo. Así yo puedo dedicarme también a centrarme en mis labores sin preocuparme y confiando
5.Encuentra la intención positiva
Todo el mundo, haga lo que haga, en el fondo tiene un intención positiva, no importa la acción. El que no sea socialmente aceptada o no nos guste, no significa que esa persona en el fondo no tenga una intención que le ayude personalmente. Para ello es importante saber empatizar con las personas y colocarnos en el lugar del otro, comprender qué intenta conseguir con ello. Para ello recomiendo el ejercicio de «yo, tu, observador»: http://www.josepguasch.com/posiciones-perceptivas-pnl-empatia/
Te invito a experimentar estos 5 ejemplos de formas de cambiar la percepción sobre nuestra realidad y así conseguir grandes cambios y comprensiones, tanto a nivel individual, como en la relación con los demás. Habrá días donde desistas y pienses que esto no es para ti y quieras rendirte, está bien, permítelo si así lo sientes y cuando te encuentres de nuevo contigo mismos, levanta y sigue caminando. Estamos juntos, somos uno y estamos condenados a aprender…
Héctor Ibáñez